(Di)Vagando con Mura

viernes, 13 de mayo de 2011

Es necesaria una nueva ley de justicia juvenil

Copy/paste de: Crimen y razón


Por Eugenio Raúl Zaffaroni*


Si la violencia es casi siempre irracional, la respuesta civilizada debe ser racional. Dos irracionalidades no provocan una racionalidad, ni dos violencias una no violencia.
No creo que pueda darse una respuesta racional cuando no hay garantía de que las propuestas se dirijan a eso, cuando los actores están buscando votos en una batalla electoral en ciernes.
Menos aún cuando un tema se vuelve central porque lo impone la televisión, pero no los datos objetivos. La justicia juvenil salta al centro del debate político por un homicidio que ni se sabe si ha sido cometido por el adolescente al que se imputa.
Detrás de cada homicidio hay una vida perdida, dolor, duelo, tragedia. El criminólogo no deja de hacerse cargo de eso. Sólo que como el oncólogo, no se desmaya al ver la radiografía, sino que busca la solución y para eso no debe desmayarse.
La radiografía no me muestra lo que la TV dice. ¿Cuántos homicidios tenemos por año cometidos por adolescentes entre 14 y 16 años en todo el país? Alrededor de unos 15 o 20.
Los adolescentes entre 16 y 18 años están sometidos a un régimen penal análogo al del adulto, sólo que se le disminuye la pena en no más de 1/3. Si a un adulto se lo pena por homicidio con un máximo de 25 años, para el adolescente entre 16 y 18 el máximo es de 16 años y 8 meses.
Todos los menores –ente 14 y 18 años- cometen el 15% de los homicidios. La población en esa edad es del 30%. O sea, que están subrepresentados en el homicidio; matan más los adultos que los menores.
La tasa nacional del homicidio es una de las más bajas de toda la región, inferior a New York (de donde quieren traer la “tolerancia cero”) y ni qué decir de la Rusia de Putin (los dos países son campeones mundiales en el número de presos: Rusia los fue desde los tiempos de la URSS y USA desde Reagan).
La gran mayoría de las muertes no tiene que ver con asaltos, sino con conflictos familiares, entre conocidos o patológicos. De ese total de unos 1.900 menos del 1% son cometidos por adolescentes entre 14 y 16 años. ¿Puede ser éste el tema central y de momento único de una campaña electoral? ¿Quedarán la campaña electoral y el país en manos de la TV?
Es necesaria una nueva ley de justicia juvenil adecuada a la Convención Internacional que forma parte de la Constitución. ¿En este clima y marcados por la TV, desinformados en cuanto a la magnitud del fenómeno, impulsados por un hecho que ni siquiera sabemos si es cierto, movidos por políticos en busca de votos, alguien piensa que la podemos discutir seriamente?
¿Qué quieren los que en este caos pretenden discutirla?
Me temo que no es decidir qué hacemos con el 1% de los homicidios anuales, sino meter en prisiones a los muchos más que hurtan una milanesa o que sólo molestan a la policía. Si logran esto deben saber cuál será el resultado: aumentarán la violencia y los pocos homicidios de hoy se multiplicarán mañana. El efecto reproductor de la prisión (o como con piedad la disfracen) es una verdad que ningún autor en el mundo serio discute.
Como ciudadano me parece que una campaña electoral digna tendría que discutir propuestas para resolver la cuenca del Riachuelo (antes de que envenene a media ciudad), para mejorar la previsión social (para que no se nos mueran los viejos), para mejorar el hospital público (prevenir muertes con atención a la salud), para progresar en la educación, para aumentar las fuentes de trabajo, para desarrollar regiones y disminuir la diferencia en la distribución de la renta, para tener un modelo impositivo más equitativo.
¿No nos están engañando para distraernos de estos problemas?
*Juez de la Corte Suprema de Justicia

No hay comentarios.:

Publicar un comentario